En su forma moderna la palabra culto fue utilizada originalmente por Ernst Troeltsch, que clasifica a los grupos religiosos en Iglesias, sectas, y cultos. Describió la secta como un grupo pequeño, compuesto principalmente por individuos pobres que, renunciando al mundo, buscan una hermandad personal y directa; en cambio, el culto otorga más libertad de pensamiento, es menos sistemático y estricto en sus prácticas y en la consecución de sus objetivos. Es decir, el culto da al individuo ciertas libertades religiosas, esto es, una capacidad de optar entre varias alternativas.